La verdad que llevo metido en la vela desde hace ya bastantes años, concretamente desde que empecé allá por entonces cuando tenía 11 años. Desde ese momento he visto, admirado, descubierto y deleitado con grandes regatsitas de todo tipo, sin embargo, pocas veces he tenido la fortuna de descubrir a alguien que se suba a un barco por primera vez y que lo sepa llevar sin decirle absolutamente nada. Que fuera capaz de llevar su embarcación a las mil maravillas y sin dar ni un solo grito (y mira que es dificil eso).
Siempre he escuchado que hay personas que se le dan las cosas a las mil maravillas o que están hechas para determinadas cuestiones, pero lo de Samuel no deja de sorprenderme cada vez más. Son de esas personas que tienen un don natural y hacen que todo sea mucho más facil de lo que parece. La tercera vez que se subió al optimist le pregunté: "¿y cómo sabes como hay que llevar el optimist?", a lo cual me contesta: "escuchándote cuando hablas con los chicos en el agua y con las teorías que nos das en tierra". Asombrado me dejó. Si fuera tan fácil.
Se sabe todos los nombres que hay que saber en un optimist, las instruciones del agua no le suenan extrañas y el solito lleva su barco al agua y lo saca cuando termina la sesión de navegación. Uno de esos días (su cuarto día de navegación) con un mar de olas bastantes grandes y un viento algo inestable, no lo dudó y salió a navegar. Le pregunté que si quería entrar a tierra y me dijo que por qué. Pues miren como estaba el mar ese día:
No hay comentarios:
Publicar un comentario