El Hierro recibió al más feroz de sus tocayos con una etapa brutal llena de adversidades. Una medusa con malas intenciones, una avería en la bici desde los kilómetros iniciales y el calor sofocante en un recorrido ‘rompepiernas’ no pueden con Josef Ajram. El catalán no tuvo que esperar mucho para vivir las primeras emociones intensas en un reto cuya dificultad crece con los imprevistos. En el Roque de la Bonanza a las 7:25 de la mañana (siempre hora local) no había completado los primeros 300 metros de natación cuando le sorprendió una picadura de medusa en su tobillo. El incidente provocó que la milimétrica organización de Red Bull tuviese que cambiar el recorrido sobre la marcha. Nada más salir del agua, con 3,86 kilómetros en su cuerpo, el protagonista no quería disculpas: «No pasa nada, tengo unas ganas enormes de conocer la isla sobre dos ruedas». Empezaba su fase preferida: el ciclismo.
Ajram partió con su bicicleta a las 08:45, tras unos 10 minutos de hidratación y alimento sólido, fundamentalmente plátanos (y de Canarias, por supuesto). El barcelonés estaba preparado para un itinerario ciclista que no ofrecía instante alguno de tregua, con un desnivel matador y un final durísimo. El deportista se instalaba sobre la máquina, cuando el sillín comenzó a bajarse sin que fuese posible su ajuste. El atleta de Red Bull tuvo que detenerse por espacio de 45 minutos hasta que se pudo solventar el problema, con un taladro y un tornillo milagrosos.
El triatleta retomó la marcha con un pedaleo férreo, movido por la rabia de haber perdido un tiempo precioso y el ritmo de carrera. La raza de Ajram, bajo un calor sofocante, sólo era equiparable a la belleza inigualable a ambos lados de las sinuosas carreteras. La transición de la bici a la carrera a pedestre, en la localidad de Frontera, tuvo lugar pasadas las 16:00 horas. El catalán, todavía con el rostro contrariado, se rehízo a base de agua con sales, Red Bull y frutos secos. «Casi tiramos por la borda, el desafío», apuntaba. Por delante, un maratón.
Un circuito en caminos de tierra constituyó el grueso del primer medio maratón, antes de volver al asfalto. Ajram, consciente de lo que tiene por delante, puso un ritmo constante y apareció en Punta Grande sobre las 20:47 horas, «con calambres producto de la tensión» en una jornada que tardará en olvidar. La Gomera con una orografía de mayor dureza si cabe, le tiene otras sorpresas preparadas. Josef salió de El Hierro tatuado por la hostilidad de una prueba de la que nunca te puedes fiar. El ‘Ironman’ no tiene amigos, sólo entiende de épica.
LA GOMERA PONE LOS LÍMITES
Josef Ajram abandona en la segunda etapa del Red Bull 7 Islands y su gran sueño de terminar siete ‘Ironmans’ en siete días consecutivos tendrá que esperar. Un golpe de calor, problemas respiratorios y la deshidratación fulminan sus ilusiones. En la primera parte del sector de la bicicleta, el catalán se paraba en un avituallamiento con dificultades para respirar con normalidad. En seguida, aconsejado por sus hombres de confianza, decidía ir a consultar a especialistas. El deportista de Red Bull había completado la natación en una hora y 28 minutos sin grandes sobresaltos. Sin embargo, no había cumplido los primeros tres cuartos de hora de bicicleta cuando se vio obligado a echar el pie al suelo.
La brutal ola de calor que atraviesa el archipiélago, que se cobró la vida de una turista inglesa en Gran Canaria, unida a la calima y a un recorrido de una exigencia extrema, con fuertes desniveles, han podido con Ajram. Los médicos del Hospital Insular confirmaron a lo largo de la tarde el diagnóstico inicial. El barcelonés tardó en aceptar las consignas, por su cabeza sólo pasaba el retorno a una de las sucursales del sufrimiento sobre dos ruedas, pero todo había terminado. Su reto de realizar en una semana 26,6 kilómetros a nado, 1.260 kilómetros en bicicleta y 294 kilómetros corriendo se evaporó en un clima tan cruel como inoportuno.
En la primera etapa en El Hierro, Ajram terminó el recorrido en 13 horas y 27 minutos. La Gomera era la isla más dura y el de Red Bull lo sabía. Tras nadar en Playa Santiago en unas aguas muy frías, el barcelonés afrontaba el sector más bestial de entre los 21 que componen el reto. El infierno tenía una fama merecida. Los elementos ganan el pulso al hombre de hierro.
Fuente: obtenida de Marca
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